Con el uso excesivo de las redes sociales por parte de niños y adolescentes, se observa un preocupante aumento del ciberacoso dirigido a menores, también conocido como grooming. Esta forma de hostigamiento sexual por parte de adultos implica el contacto con menores a través de plataformas digitales, utilizando identidades falsas para ganarse su confianza y obtener información confidencial.
Según María Santos Becerril Pérez, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, además de las redes sociales como Facebook o TikTok, los pederastas utilizan con frecuencia los videojuegos. Fingen tener la misma edad que sus víctimas, compartiendo información sobre gustos, músicos, artistas y deportes. Utilizan perfiles con fotos de jóvenes atractivos o personajes que puedan identificarse con la edad del menor para ganarse su confianza.
Aprovechando la falta de afecto y atención, el acosador elogia al menor y utiliza momentos de vulnerabilidad para entablar una conexión emocional. Luego, solicitan fotos familiares o personales, y una vez obtenidas, pueden volverse intimidantes y amenazantes. El objetivo puede ser distribuir las imágenes en el mercado negro, extorsionar a los menores o chantajearlos con amenazas de divulgar las fotos a sus familiares.
Becerril Pérez destaca la responsabilidad de los padres en la protección de los menores, señalando que, aunque las plataformas digitales deben implementar mayores controles, los padres deben estar más atentos y dialogar con sus hijos sobre los riesgos de estas tecnologías, estableciendo reglas de control.
La profesora sugiere que, en caso de detectar que un menor es víctima de grooming, no se cancele la cuenta ni se cierre la red social, sino que se solicite ayuda a la policía cibernética, que cuenta con un protocolo para acompañar y proteger a las víctimas, además de rastrear a los ciberdelincuentes pederastas.